lunes, 23 de agosto de 2010

Educación de adultos" un gran desafió"

"No dudes jamás de la capacidad de tan solo un grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos para cambiar el mundo."
De hecho, siempre ha sido así. 
                                               Margaret Mead.



Cómo educar al adolescente

A diferencia de la educación tradicional, centrada principalmente en el maestro y en la enseñanza de las materias escolares, desatendiendo la personalidad del alumno, las nuevas tendencias educacionales humanistas se caracterizan por centrarse en la persona del educando, en sus características, necesidades y problemas y tratar de ayudarlo en la realización de las tareas propias de su edad para su desarrollo integral.
Por: Gustavo Torroella
En contraste con la educación tradicional que se ha centrado principalmente en el maestro y en la enseñanza de las asignaturas, desatendiendo la personalidad del alumno, las nuevas tendencias educacionales se caracterizan por centrarse en él, en sus características y problemas y tratar de ayudarlo para su desarrollo integral.
Basados en esta concepción educacional humanista, orientada hacia el joven y hacia su preparación para la vida plena, proponemos los siguientes mensajes y recomendaciones básicos a los adultos responsables de la educación de los adolescentes (maestros y padres). Cada uno aspira a ayudar al adolescente a obtener un objetivo fundamental para su desarrollo: lograr un aprendizaje básico, coadyuvar a la solución de un problema principal o a la realización de una tarea esencial que la sociedad le plantea a esa edad.
  1. Ayudar a los adolescentes a conocerse a sí mismos: primera tarea de esa edad
    La adolescencia es la etapa de la vida en la que el individuo aspira y se esfuerza por saber quién es y quién quiere ser, en la que quiere conocerse a sí mismo y proyectar y elaborar los ideales de vida para el futuro.

    En este sentido, la principal ayuda que pueden y deben dar a los adolescentes los adultos que le rodean (padres, maestros, amigos), es asumir hacia ellos actitudes de simpatía, aceptación, aprobación, apoyo, estimación y respeto, lo que constituye la condición básica para la formación de un concepto y valoración de sí mismo, sano, positivo y favorecedor de su desarrollo personal. También deben ayudarlo a desarrollar su conciencia crítica y reflexiva para inducirlos a explorarse a sí mismos, a autobservarse y a conocer sus intereses, aptitudes, sus fortalezas y deficiencias para aprovechar aquellas, superar estas y desarrollar sus potencialidades. En una frase: para que sepan quiénes son.
  2. Favorecer la independencia, la autonomía y la dirección de sí mismos
    El desarrollo normal de la personalidad va desde el polo de la dependencia pasiva de la infancia y la niñez hasta el polo de la independencia activa y responsable de la adolescencia y la adultez, por lo cual los mayores que conviven con el joven deberían, para propiciar y promover ese desarrollo personal, ayudarles y prepararlos para que progresivamente se valgan más por sí mismos y aprendan crecientemente a pensar, sentir, valorar y actuar por cuenta propia, así como dirigirse a sí mismos.

  3. Capacitar para hacer elecciones y para elaborar los planes y proyectos de vida
    Es esencial para el desarrollo de la personalidad del adolescente, establecer una jerarquía de valores y proponerse objetivos o metas que orienten y den sentido a su vida y que le permitan hacer elecciones, tomar decisiones y hacer planes de vida.

    Los adultos deberían, para ayudar a los adolescentes en ese empeño, proporcionarles asistencia, oportunidades, experiencias, valores, ejemplos y modelos que les posibiliten y coadyuven en la elaboración de sus ideales y planes de vida en sus diversos sectores (personales, familiares, sociales, vocacionales, laborales). En cada una de estas áreas de la vida las situaciones concretas les plantean a los adolescentes opciones, encrucijadas, dilemas, ante los que deben tomar un rumbo, una ruta.
    Los adultos que los atienden deberían ayudarlos, no diciéndoles la elección que hay que hacer o la decisión que convendría tomar, sino preparándolos, capacitándolos para que aprendan a pensar, juzgar y actuar por sí mismos, iluminándoles los caminos que enfrentan, por la mayor experiencia que tienen los adultos, pero alentándolos para que los jóvenes escojan, asuman posiciones y den los pasos responsablemente.
  4. La comunicación interpersonal es una necesidad fundamental de los adolescentes
    Uno de los mayores problemas que confrontan los adolescentes y donde necesitan más ayuda es el sentimiento de distancia o incomunicación que los separa y aleja de los adultos que le rodean. Confiesan a menudo que no se sienten relacionados o vinculados con sus padres o mayores y consideran que con frecuencia que estos hablan un lenguaje diferente, incomprensible o que no les llega a ellos y que se suelen atrincherar en posiciones intransigentes y rígidas que impiden el acercamiento, la comunicación y el intercambio.

    Por ello, para el desarrollo de una personalidad sana en los adolescentes, se requiere que los adultos que los rodean mantengan y fomenten, desde temprano, una comunicación sincera, expresiva, afectuosa y comprensiva con ellos, mediante conversaciones, diálogos, individualmente o en grupos, en los que se traten y discutan temas y problemas de su interés y se intercambien, con tolerancia y respeto, los diversos puntos de vista, con el ánimo del mutuo entendimiento y comprensión.
  5. Enseñar, con el ejemplo, la regla de oro de la convivencia: la reciprocidad o correspondencia en el trato
    En la adolescencia el yo más egoísta o centrado en sí mismo se abre y trasciende hacia nosotros y por lo tanto se aprecia y disfruta más el vivir como convivir por eso es la etapa de la vida en que se forman con más frecuencia los grupos de amigos y coetáneos.

    A través de la convivencia viva y directa con sus congéneres y mayores el adolescente puede aprender —si los ejemplos son positivos y cooperativos— la regla de oro de las relaciones humanas: “Hacer a los demás lo que quisiéramos que nos hagan y no hacer a los otros lo que no desearíamos que nos hicieran”.
  6. Desarrollar la capacidad de afrontar, comprender y resolver los problemas y tareas de la edad
    En la adolescencia en que, por una parte, la nueva situación social del desarrollo se torna más difícil y compleja para el sujeto, y por otra hay un mayor desarrollo intelectual, es necesario que los adultos con que convive, contribuyan a enseñarle la principal asignatura de la vida: saber afrontar, comprender y resolver acertadamente, mediante el pensamiento reflexivo y creativo, los problemas y tareas que la vida le plantea diariamente (sociales, escolares, amorosos, vocacionales, profesionales, etc.).

  7. Promover las condiciones adecuadas para el desarrollo del adolescente
    Es indispensable, para lograr el desarrollo óptimo de la personalidad del adolescente, que los adultos con quienes se relaciona coadyuven en el establecimiento de un modo de vida o sistema de tareas que satisfaga las necesidades fundamentales de la adolescencia: auto-estima, aceptación, afecto, independencia, seguridad emocional y social, creatividad, reafirmación personal, un modo de vida que equilibre y concilie el aprendizaje con la creatividad, el trabajo con la recreación, las necesidades individuales de los intereses personales con las necesidades sociales de los compromisos y deberes, las expresiones emocionales con la conducta racional, la espontaneidad con la disciplina, la tradición con la innovación. Un modo de vida que tenga como lema alcanzar el punto medio, justo, racional, óptimo, equidistante de todas las tendencias extremas que amenazan y perjudican al desarrollo sano e integral de la personalidad juvenil  .

domingo, 22 de agosto de 2010

para nuestros colegas "MAESTROS"

Maestro ,es para ti este pequeño obsequio,
lo traigo desde el fondo de mi alma
repleto de cariño y de respeto.
Encierro en él lo que no lleva el viento,
pues con llaves de oro he guardado para tí
un minúsculo tesoro: el más puro sentimiento
y una palabra que extenderse quiere
para llevarte mi agradecimiento.
Recuerdo tus primeras enseñanzas:
toma el lápiz ,prosigue ,me alentaste
y borraste con paciencia la ignorancia
contra la cual sufriste y luchaste.
Quiero que sepas que aunque un día deje
el aula que cobija hoy mi infancia,
no olvidaré lo que sembraste en ella
y al recordarte allí, junto a tus niños,
caerá de mis ojos una lágrima
inundada de luz y de cariño.
Tiembla hoy mi voz ,porque se siente humilde
para poder decirte una poesía,
siento que es poco todo lo que expreso,
¡no alcanzan las palabras todavía!
y entonces ¡oh maestro, que guías con tu luz el paso nuevo,
te dejo en esta estrofa tan sencilla, lo indecible,
lo mucho que te debo